Bailar para sanar


Ok.
Este no es mi mejor momento.
Es tiempo de que lo admita. Las cosas no van como me gustaría. Sea porque mis expectativas son muy altas, o porque no sirvo para lo que me propongo o simplemente porque todo en la vida tiene sus momentos,  lo cierto es que me siento en una pendiente cuesta abajo, cuyo fin ni siquiera logro vislumbrar. 
Honestamente, es lo que se llama un bajón. A mi edad y todo eso, el tiempo invertido en un proyecto... etc., etc.
Podría continuar lamentándome y aburrir con el relato de mis heridas, mis fracasos, etc. etc. 
Tremendamente poco atractivo.
En vez de eso voy a tomar el compromiso de escribir por lo menos diez frases por día.

Hoy por ejemplo, mi energía vital estaba muy baja, y eso siempre afecta mi estado emocional.
Enseguida la desesperación me toma por el cuello y no me suelta.  El disparador fue un pequeño video de una conocida que a pesar de haber comenzado hace relativamente poco con sus clases, mostraba una clase bien visitada.  Es muy difícil escabullir de esa espiral de auto-inculpación, menosprecio, fatalismo que se apodera de mi. 

Fui a la Casita, me busque una música que me gustara y comencé a moverme. Una melodía árabe, seductora, fluida, que conozco bien y me permitía concentrarme por los recorridos de energía.  Bailar asi, sin exigencia, me tranquilizó enseguida y mi ánimo comenzó a cambiar. Comencé a sentir energía, placer y alegría por el simple hecho de estar haciendo. Me divertió la idea de jugar con la ondulación de las curvas del cuerpo. Es muy sanador bailar conmigo misma. Se que este es el método para que decantan las cosas que me interesan. 

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